Seen Unseen: An Anthology of (Auto)Censorship
- Dimensiones Internas
- 23 oct
- 5 Min. de lectura

Por Mariana Martínez Bonilla.
¿Cómo pueden las imágenes llevar a cabo una crítica frente a los mecanismos de censura impuestos en los regímenes autoritarios contemporáneos? ¿Pueden éstas ser capaces de dar cuenta del carácter urgente y excesivo de los acontecimientos violentos en el seno de una economía política de las imágenes abiertamente iconoclasta? ¿Cómo pueden ellas hacer visible lo que, por obligación, debe permanecer oculto? y, en ese mismo sentido, ¿de qué manera se puede tomar una posición política ante y desde las imágenes mismas?
Lo anterior, me parece, son algunas de las preguntas que se plantean veladamente en Seen Unseen: An Anthology of (Auto)Censorship, audiovisual colectivo de no ficción en el que se lleva a cabo un análisis de los procesos de construcción de la historia reciente en Turquía. A través de la puesta en relación de 6 cortometrajes realizados un poco más de diez años después de que tuvieran lugar las protestas del parque Gezi, ubicado en el distrito de Beyoğlu en Estambul, Firat Yücel, Erhan Örs, Hakan Bozyurt, Can Merriş, Sibil Çekmen, Nadir Sönmez y belit sağ, realizan un escrutinio crítico de las maneras en que las imágenes pueden (o no) dar cuenta de una contingencia histórica.
Con una genealogía compleja y de largo aliento, las protestas de Gezi tuvieron lugar en Estambul durante la primera mitad del 2013, cuando tras el anuncio de la demolición de dicho parque con motivo de la construcción de un centro comercial, el descontento de los habitantes de la zona circundante se hizo manifiesto. La cruel y violenta represión de la protesta generó un agudo malestar a nivel nacional, detonando la proliferación de una serie de movilizaciones civiles disidentes en medio de un clima político volátil e inestable, y dando lugar a uno de los momentos que redefinirían la historia turca moderna.
Cabe destacar que la década del 2010 se caracterizó por una serie de movimientos globales que compartían su descontento con el autoritarismo, la desigualdad socioeconómica, y la búsqueda por la defensa de los espacios públicos y la democracia. En dicho contexto de efervescencia global,las redes sociales jugaron un rol muy importante, pues facilitaron la movilización social masiva, el rápido acceso a las imágenes y la generación de un nutrido caudal de información sobre las protestas contra el neoliberalismo y los regímenes totalitarios,heredadas de la Primavera Árabe (2010-2012), así como sobre los movimientos de ocupación post-Wall Street, a nivel mundial. A lo anterior se debe añadir el complejo, multifacético y fallido proceso de paz entre el gobierno turco y el pueblo kurdo que inició tras la captura del líder del PKK y que, más de 25 años después, no ha podido concluir, y que ha provocado una herida muy profunda en una muy buena parte del tejido social en Turquía.
Esta coyuntura política no solo tuvo como resultado el malestar generalizado de la sociedad turca, sino que produjo una suerte de estado de excepción en el que se recrudeció el conflicto kurdo, se realizaron (y continúan realizándose) persecuciones políticas, encarcelamientos de líderes, artistas e intelectuales y, sobre todo, en el que el Estado-nación, liderado por Recep Tayyip Erdoğan, ejerce un poder absoluto sobre los medios de comunicación, censurando toda aquella información considerada como desfavorable para el régimen.
Ante ello, entonces, planteemos otra serie de preguntas: ¿cuál es el papel de la imagen? y, más aún, ¿de qué manera puede convertirse en una forma de resistencia ante el olvido impuesto por la censura y el silencio? Y, si toda imagen depende de los discursos que la preceden y que asientan sus valores representacionales, ¿qué clase de imágenes se pueden producir y movilizar en medio de un entramado de relaciones de poder que oblitera a la oposición violentamente para perpetuar una dinámica colonial, extractivista, ecocida, caótica e inasible?
Como posibles respuestas a estas interrogantes, Seen Unseen: An Anthology of (Auto)Censorship, desnuda sus mecanismos retóricos a través de una constante búsqueda por expandir los límites de la no ficción. Desde fotografías fijas acompañadas por narraciones epistolares, hasta formas narrativas más complejas como los “documentales de escritorio”, las obras que componen esta antología, proponen nuevas formas de entender la relación entre las imágenes, la memoria y la política, repensando el papel que tiene la imagen como forma de conocer y aprehender el mundo, pero también de las diversas formas de autocensura que han condicionado el devenir del arte y la creación de imágenes en movimiento en Turquía tras los acontecimientos de la Plaza Taksim.
De ahí que, desde el prólogo de esta obra, nos enfrentemos al cuestionamiento de la representación de los manifestantes en las imágenes de protesta, pues si mostrar los rostros implica la criminalización de los sujetos, ¿cómo se puede volver anónima una imagen sin que ésta pierda sus cualidades figurativas? o que en Missing Documentaries de Sibil Çekmen, se lleve a cabo una búsqueda de proyectos dejados de lado, por sus creadores ante la incertidumbre y el peligro que implica la creación artística en el seno de la emergencia. En todos esos documentales, sus creadores intentaron discutir distintos episodios de la historia reciente en su país, pero la violencia implicada en los diversos acontecimientos que sus cámaras registraron afectó gravemente sus procesos creativos, obligándolos a dejarlos en el olvido.
Otro de los casos abordados en Seen Unseen, es el de Sevil Tunaboylu, impuesta sobre su propia obra tras el ataque que sufriera una de sus piezas pictóricas. Tal y como la artista relata en Sevil de belit sağ, dicha obra representaba a una mujer guerrillera envuelta por una rosa y en una pose que hacía referencia a la Venus de Botticelli, con la intención de reiterar la feminidad de las mujeres guerrilleras al mismo tiempo que expresar un deseo de paz. Ante el ataque a su obra, a lo que se sumó el proceso de paz, Tunaboylu decidió no volver a exhibir su pintura.
La autocensura, de tal manera, se convirtió en uno de los múltiples procesos de negociación del sentido que han configurado los entramados creativos en la región. Sin embargo, más allá de su carácter eminentemente negativo, las operaciones formales y conceptuales comprometidas en Seen Unseen, permiten la apertura de un espacio intersticial en el cual es posible comprender el potencial emancipatorio de las operaciones críticas llevadas a cabo en el trabajo con las imágenes que Firat Yücel, Erhan Örs, Hakan Bozyurt, Can Merriş, Sibil Çekmen, Nadir Sönmez y belit sağ crean y remontan, así como hacer visible, a su vez, el trazado de las complejas genealogías políticas que erosionaron la dinámica general de la sociedad turca tras los levantamientos del 2013 y que reverberan, de manera fantasmal, en el presente.






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