Descenso sensorial a las sombras
- Dimensiones Internas
- 23 oct
- 2 Min. de lectura

Por Juliana Corral.
Luz, oscuridad y muerte, reflejos y proyecciones: una vida desde las sombras. La exploración del inconsciente colectivo y el trauma postguerra da forma narrativa a Underground. Kaori Oda conduce a su audiencia a las profundidades de las cuevas de Okinawa donde se desarrolla una trama atemporal de la memoria japonesa. El pasado y el presente se contraponen el uno al otro para explorar las gamas, “cuevas” en el dialecto local. El filme es un descenso sensorial a la memoria y las heridas históricas, transgeneracionales, de un pueblo. Las imágenes y la construcción sonora de Kaori Oda invitan a lxs espectadores a enfrentarse a las sombras postguerra.
La narrativa se construye desde una mujer joven, viviendo su cotidiano, imágenes que se yuxtaponen con las de proyecciones en piedras subterráneas. La exploración del inconsciente surge entonces, como una manifestación dentro de esta joven, pero como un reflejo de la sociedad japonesa, cayendo en la lógica de la memoria colectiva.
Dentro de esta yuxtaposición, la joven conversa con la sombra por medio de kanjis en un árbol; la palabra “cogito” aparece como motivo en el documental. Joven y sombra, o la sombra encarnada en la joven, entra a una gama, toca los rastros del pasado por medio de las piedras. La joven explora la cueva con un guía, quién, aparentemente, tiene ya experiencia dentro de la exploración de las gamas, las sombras y las heridas históricas. El guía relata cómo las gamas se convirtieron en refugios para quienes huían de los estadounidenses.
Habla de dos casos concretos, marcados por la pesadez de la guerra. Uno es de los suicidios colectivos —hechos comunes durante la batalla de Okinawa en Japón—, este se da desde el miedo a ser encontradxs por las tropas yanquis. Fueron alrededor de 80 suicidios esa vez en la gama; desde el guía, la voz de lxs sobrevivientes cuenta cómo el sentimiento caía en el binario de querer morir y querer vivir. El segundo caso es de una niña que muere por hambruna, su familia forzada a vivir en una cueva solo se alimentaba de agua, y de vez en cuando, de onigiris —bolitas de arroz— que la hermana conseguía. La familia se ve obligada a dejar el cuerpo de la niña en las profundidades de la gama. El guía habla de un viaje, profundo, desde las cuevas, a una “experiencia oscura".
Kaori Oda muestra un Japón postguerra desde paisajes abandonados que narran lo crudo de la muerte humana y natural. Ríos y fuentes de agua secándose, áridas, y casas resquebrajadas, migas del paso humano, ahora envueltas por enredaderas que subrayan su abandono. Las construcción visual y sonora de Underground construyen narrativas de trauma transgeneracional desde la inmersión pasiva del espectador. Es un documental lento, tal cual es el procesar algo tan fuerte como los temas centrales del filme. Las últimas imágenes muestran estos paisajes, antes áridos, llenos de césped verde, volviendo a vivir — un detalle que muestra el sanar colectivo de heridas históricas.






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